Capítulo 5
Cuando
llegaron al pueblo y pasaban frente a la casa de Isabel, Alejandro tenía muchas
ganas de verla para saber cómo se encontraba, ya que en sus sueños estaba presa
en un agujero debajo de la tierra en la cima de la montaña, custodiada por
miles de serpientes venenosas, motivo por el cual no podía salir ni para mirar
la luz del día.
Una vez en casa después de bañarse
y alimentarse, salió con su hermano Marcos, se dirigieron al parque para reunirse
con unos amigos donde había un pequeño espacio con una portería, durante el
juego, el balón fue a dar al otro lado de la calle, Alejandro se apresuró a
recogerlo, tuvo que sortear el paso de los automóviles para no ser atropellado,
al cruzar la vía, grande fue su sorpresa de ver a Isabel con el balón en la
mano dispuesta a entregárselo, en el momento de recibirlo le dijo que no se
preocupara que está en camino su rescate, ella le contestó que no sabía de qué
le hablaba, le dio la espalda y se alejó. él dejó de jugar, se sentó en un
banco del parque y trataba de entender por qué Isabel ignoraba todo lo que le pasaba
en sus sueños, puesto que era tan real como si lo viviera en carne propia, totalmente
desilusionado regresó a su casa y ya no continuó con la tarea de rescatarla.
Así pasó el tiempo, cumplía catorce años, sus padres le hicieron una fiesta,
invitaron a sus amigos más cercanos, entre los asistentes había una dama a la
que no conocía, pensaba que vino con alguno de los invitados, al aproximarse
para mirarla más de cerca, sintió que el mar le abrazaba y las olas acariciaban
su rostro, al situarse frente a ella vio que se evaporaba gota tras gota hasta
desaparecer, se dio cuenta, que era Nereida, comprendió que debía acudir a la
orilla del mar donde se encontraba con Isabel; esa misma noche, una vez que
salió de su cuerpo físico, fue directamente a dicha zona, caminó por encima de
las huellas que todavía estaban marcadas en la arena, se sentó en una roca y en
completa tranquilidad contemplaba el ir y venir de las olas, suavemente como el
murmullo de las aguas y el silbido del viento, comenzó a escuchar una voz
diciéndole que Isabel corre peligro y si muere, los mares y los ríos se secarán,
dicho esto Nereida emergió del mar y nuevamente le condujo al lugar que lo dejó
hace dos años atrás, tenía la impresión que en el mundo de sus sueños el tiempo
no ha transcurrido, el recorrido río arriba le fue fácil llegar al sitio que
dejó la última vez, la corriente del agua se desplazaba con mayor fuerza,
entonces volvió a la lucha más decidido, porque ahora entendía que sobre su espalda
pesaba una gran misión.
Los
golpes de la corriente de agua dejaban marcas en su piel, al recorrer cinco kilómetros
escuchó que más arriba arrastraba piedras de todo tamaño, para que no le
arrastrasen a él también, empezó a buscar un espacio entre las rocas enormes,
al tocar una de estas, se abrió un orificio y cayó por un túnel dentro de la
tierra, debajo del río, cuando se levantó vio muchas entradas y salidas, no
sabía qué dirección tomar, al poco rato escuchaba que alguien le decía que no
temiera que solo se dejara llevar por los sentidos de sus pies, es así cómo salió
mucho más arriba y prosiguió la marcha, en cada paso que daba notaba que la
fuerza del agua disminuía, llegó a un sitio donde todo era tranquilidad, solo
se escuchaba el respirar de la naturaleza y el suspiro de un arroyo, el camino
que buscaba lo tenía enfrente, en el momento
de salir del río, sintió que le cogían del pie, sacó su espada y arremetió
contra la mano que le arrastraba, despertó con sobresalto, vio a su hermano
José que le estiraba los pies para despertarlo. Después de bañarse y desayunar
en familia, salió rumbo al mercado, al pasar por la escuela, Alejandro sintió
nostalgia recordando los años que asistió en su pueblo natal siendo más
pequeño, en cuyas aulas aprendió a leer y escribir, ahora no asistía a clases
porque ayudaba a su padre en la venta de los productos que cosechaban, también
compraban otros, como hortalizas, verduras, legumbres y frutas para
revenderlos, para ello viajaban por distintos pueblos cercanos, una vez en el
mercado, tomó nota de los pedidos que le hacían los vendedores, al salir vio
caer a una señora al suelo, corrió en su ayuda, la levantó y le dio su pañuelo
para cubrirse la herida que se hizo en la frente, al mirarle a los ojos le preguntó
por qué estaba triste, la señora le respondió, que la tristeza acabará con ella
si no encuentra a su hija, además le decía que lloró tanto, que sus lágrimas
fueron al mar, dicho esto, Raquel con mucha ternura puso su mano sobre la cabeza
de Alejandro, le agradeció el gesto que tuvo con ella y se despidió con una
sonrisa en los labios, luego con su padre y su hermano José se dirigieron a la
parada del autobús para viajar por algunos pueblos y comprar los encargos que
le habían hecho, mientras que Marcos y su madre regresaron a casa con las
compras hechas.
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