Capítulo 46
Una
tarde de verano, Alejandro e Isabel paseaban a orillas del mar, él le preguntó
de dónde sacaba tanta información para poder ilustrar tan sabiamente sus
discursos, ella le contestó, que en el planeta que visita en sus sueños hay
maestros muy sabios que le instruyen, además con la supervisión de ellos, puedo
tener acceso a los televisores para estudiar la historia de la tierra, estos aparatos
son pequeños, tienen la función de interceptar ondas del espacio, las
descodifican y como si de una película se tratara captan la memoria de la naturaleza
y la proyectan a través del espacio y del tiempo, uno se encuentra dentro de la
película, pero; no la puede modificar, estos maestros me dicen que no estoy
preparada para manejar esos televisores, podría entrar en sitios que no
entendería nada e interpretarlos erróneamente y causarme un mal, como puedes
ver, este planeta está mil veces más adelantado que nosotros en la forma de
vivir, ni en sueños podríamos alcanzar tal grado de civilización, lo único que
estamos logrando es destruirlo y por ende destruirnos a nosotros mismos, si lo
visitaras no podrías alcanzar a describir lo maravilloso y la dicha que se
siente ahí, no hay manera de definir lo limpio y transparente que es por donde
camines, se respira aire puro, las montañas se funden con el cielo, es posible
comunicarse con las plantas telepáticamente, crear arte en el espacio, por
ejemplo en una pintura atmosférica puedes penetrar y ser parte de ella, los
objetos parecen tener vida, hablando en términos religiosos, puedo decir que
ese planeta es de ángeles, en cambio, el nuestro es de demonios, si esto se lo
digo a una persona normal, corriente, seguro que se molestaría, ya que no
aceptaría que se le llame demonio, el ego se siente herido y no está dispuesto
a aceptar esos términos, siendo en el fondo de esa naturaleza. Si te digo a ti
esto, es porque tú los conoces, cada noche tienes que enfrentarte a ellos, después
que me liberes, vendrás conmigo a visitar ese planeta, Alejandro sonriente miró
a los ojos de Isabel, sus miradas se fundieron como dos gotas de agua, podían
desnudar sus almas y sentir el fuego sagrado del amor, se sentaron sobre una
roca y contemplaban al Astro rey en el horizonte, de pronto con el reflejo del
sol en el agua vieron emerger pequeñas criaturas de cuerpos etéreos,
cristalinos, adquirían distintas formas, jugueteaban entre las olas, saludaban
a Alejandro e Isabel para luego desaparecer por arte de magia. Ella le decía
que esas criaturas le están reclamando, que se sienten amenazadas por tanta
basura que vierte en el mar, él le explicaba, que esas criaturas son los
principios inteligentes que dirigen las leyes de la naturaleza, también
intervienen en la cristalización de las moléculas de agua y a través de unas
diminutas plantas llamadas plancton, liberan oxígeno a la atmósfera, las
criaturas que habitan el fondo del océano corren un gran peligro con tanta
contaminación, por lo que Nereida me pidió que te liberara para que volvieras a ocupar tu trono como reina del mar, ahora me
explico decía Isabel, con razón ella intercedió ante el juez de la vida para
que no murieras a consecuencia del accidente que tuvimos y me recomendó que te
cuidara como a mi propia vida, ¿cómo evitar que las grandes empresas sigan
contaminando el ambiente? Le preguntó y él contestó que la gente no comprara
nada de lo que ellos producen, así se verían obligados a utilizar los rayos
solares y otras fuentes de energía. Una vez más se miraron a los ojos sabían
que no debían bajar la guardia, que han de poner al máximo sus esfuerzos y
conocimientos al servicio de sus semejantes aun sabiendo que se ganarían muchos
enemigos y tendrían que estar preparados para ello.
Finalizando la tarde regresaron al apartamento,
ella se puso con la tarea de responder a los correos que llegaron de la Fundación
y de la nueva empresa, del mismo modo, leía los comentarios que la gente escribía
en las redes sociales sobre el problema de la crisis, la mayoría le apoyaban y
algunas asociaciones le pedían que se reunieran para ahondar más en el tema,
por su parte Alejandro preparaba temas y preguntas para las clases de ayudante
que impartía en la Universidad, esa noche en otra dimensión dentro su cuerpo
astral, trajinaba por la orilla del río dentro del interior de la montaña, observaba
cómo el agua a medida que avanzaba cambiaba de color, río abajo era más espesa
e incandescente, abriéndose paso entre las rocas, no divisaba a ninguna
criatura a su alrededor, sabía que en cualquier momento tendría sorpresas, en
cada paso que daba, sentía un aire frío que inundaba su cuerpo, buscaba una
salida para continuar ascendiendo la montaña, pero antes tenía que cerciorarse,
que ninguna bestia estuviera escondida en algún hueco, después de caminar
durante varias horas, encontró un montículo lleno de piedras, al explorar el
lugar descubrió una pequeña cueva, se dispuso a entrar, en el instante que iba
a dar el primer paso escuchó unos ruidos que venían de adentro, enseguida se
escondió detrás las rocas, vio salir a un horripilante animal con apariencia
humana y sin ser visto la siguió hasta la orilla del río, cuando se aproximó
más, sin darse cuenta pisó una rama seca, al escuchar el ruido la bestia se dio
la vuelta y se abalanzó para atacarle, al verse doblegada por la fuerza de su
adversario decidió escapar, sin pérdida de tiempo Alejandro empuñó el arco y
lanzó la flecha atravesándole el pulmón, esta cayó agonizante al suelo, una vez
muerta le prendió fuego, más tarde de entre los residuos cogió la perla de oro
y realizó la limpieza para que no quedara rastro alguno.
Luego prosiguió
inspeccionando cada agujero de la cueva para que no quedara bestia alguna, escaló
una de las rocas más altas, en la cima había muchos huevos en un nido hecho por
ramas secas, le prendió fuego, haciendo su aparición por el aire la progenitora,
tenía alas enormes, cola y garras afiladas, al percatarse de su presencia se
escondió detrás de las piedras, el animal sofocó el fuego con sus alas y puso a
salvo a sus descendientes, él no aguantaba el olor circundante, le provocaba
sueño, sabía que si se dormía sería presa fácil, entonces sacó las perlas doradas,
las frotó consiguiendo neutralizar tales hondas hipnóticas, de inmediato hizo
un plan para atacarla, mientras esta iba por más ramas secas para reconstruir
su hábitat, Alejandro frotaba las perlas con la finalidad de convertirlas en
huevos idénticos a los del nido, al conseguirlo los cambiaba y estas las arrojaba
por el precipicio llegando a romperse al impactar con el suelo, cuando todos
los huevos fueron reemplazados y la bestia se sentó encima de estos, al poco
tiempo por acción del calor, desencadenaron una fuerte descarga eléctrica
dejándola calcinada, Alejandro recogió las perlas doradas incluyendo las del
animal, bajó de las rocas y prendió fuego al montón de ramas secas donde cayeron
los huevos, buscó más criaturas animalescas, tenía que exterminarlas por
completo y continuar el camino ascendente de la montaña.
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